Llegué a casa
con ganas de gritar
y sonrisas tontas
que yacían perdidas
en mi soledad.
Olvidé las heridas
y se fue la niebla
que velaba mi sentir
porque hoy escribo,
grande y sin quiebra,
que soy FELIZ.
Al fin.
con ganas de gritar
y sonrisas tontas
que yacían perdidas
en mi soledad.
Olvidé las heridas
y se fue la niebla
que velaba mi sentir
porque hoy escribo,
grande y sin quiebra,
que soy FELIZ.
Al fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario